Acto en honor de Eva Giberti en Buenos Aires

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Entrega del diploma y de la medalla a Eva Giberti como ciudadana ilustre realizada el 29 de agosto del año 2003

 

La presentación estuvo a cargo de la dra. Perla Prigoshin y del legislador Eduardo Peduto Pardo, promotor de la distinción ante la Legislatura de la Ciudad de Bs.As. El Ministro de Educación, lic. Daniel Filmus, que participó del acto, también se refirió a la trayectoria de E.G.

 

 

Presentación a cargo de la dra. Perla Prigoshin

Debo empezar haciendo una confesión: cuando supe que hoy iba a estar aquí lo primero que sentí y pensé fue que me estaban premiando: como operadora del derecho y feminista iba a hablar en la "casa de las leyes" de una mujer como Eva Giberti.
La Ley Nº 985 dice "declárase ciudadana ilustre a la lic. Eva Giberti". El diccionario de la lengua especifica que "declarar" significa manifestar o explicar lo que está oculto o no se entiende bien.
Pero ninguna duda cabe que Eva Giberti es y está siendo ciudadana, en ese estar siendo que implica su permanente ejercicio de los derechos que la ciudadanía conlleva...y es ilustre no sólo por su ilustración sino porque su generosidad intelectual la insta &endash;casi compulsivamente- a ilustrar nuestro entendimiento.
Así que, paradojalmente, esta ley viene a manifestar o explicar de Eva Giberti lo que ya saben los niños y adolescentes, las mujeres, los padres adoptantes, los hijos adoptados y los que, como en mi caso, portamos orgullosamente las huellas de su transitar docente.
Todos los que estamos aquí conocemos la trayectoria de Eva por lo que voy a evitarles el enumerar aquello que ya saben.
Quiero, solamente, puntualizar algunos pocos aspectos que para mí son particularmente significativos:
En primer lugar que Eva Giberti, en una Argentina atada a los convencionalismos, a los patronatos, a la investidura de la masculinidad, fue pionera en reivindicar la dignidad pisoteada de niños y adolescentes.
En la Argentina de los 60 aparece la Giberti, y con su sentir y decir de mujer le cuenta a la sociedad de la época que los niños y adolescentes son sujetos de derecho y no minusválidos sin voz, deseos, ni sueños.
Por otra parte, referirse a Eva implica hablar de una mujer que se animó a salir de la protección del corporativismo para llevar el conocimiento al pueblo, renunciando al poder que otorga el detentamiento del saber encriptado y diciendo frente a una cámara de televisión aquello que estaba celosamente guardado en ámbitos especializados.
Eva Giberti, una precursora en los estudios de género, es la voz que marca rumbos en la pelea que, como mujeres, libramos día a día.
La Giberti, transgresora empedernida, es una ciudadana ilustre.
Es Ciudadana con "C" de coraje, de creatividad,
Es Ciudadana con "I" de iniciadora, incansable, íntegra
Es Ciudadana con "D" de dignidad,
Y fundamentalmente es Ciudadana con "N"... con una "n" tanguera de "No habrá ninguna igual, no habrá ninguna".

Perla Prigoshin, 29/08/2003

 

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Comentarios de Eva Giberti con motivo de haber sido nombrada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Bs.As.

La entrega del diploma y de la medalla se realizó el 29 de agosto 2003

La presentación estuvo a cargo de la dra. Perla Prigoshin y del legislador Eduardo Peduto Pardo, promotor de la distinción ante la Legislatura de la Ciudad de Bs.As. El Ministro de Educación, lic. Daniel Filmus, que participó del acto, también se refirió a la trayectoria de E.G.

 

Me sorprende volver a estar en este salón dorado en situación de recibir un premio consagratorio de mi actividad profesional. Ya que en dos oportunidades ocupé este lugar por motivos realmente diferentes. Primero, como parte de un panel en el que debimos referirnos a las sexualidades de niñas y adolescentes, convocado por el Consejo Derechos del Niño, la Niña y la Adolescencia de la Ciudad de Bs.As. en el que expuse claramente no sólo cuáles son sus derechos a la salud sexual y reproductiva sino la peligrosidad de las políticas que se oponen a la práctica de esos derechos. Políticas patriarcales que se sostienen merced a la complicidad de quienes desde diversos poderes obstaculizaron la sanción de la ley y posteriormente su aplicación.

Un año después tuve a mi cargo, en este mismo salón, la conferencia de cierre de la Red de Organizaciones que trabajan contra la violencia intrafamiliar. Expuse entonces acerca de los peligros que emanan desde quienes debiendo aplicar la ley &endash; primero aceptando las denuncias en el plano policial-y después en los juzgados, desestiman la gravedad de los hechos y mantienen en riesgo la vida de las víctimas. Prácticas abusivas que reclaman la revisión de la legislación.

En ambas situaciones apunté contra el poder instituido decadente y reaccionario.

O sea, en este mismo salón hablé extensamente de las complicidades de los poderes instituidos en la violación de los derechos de determinadas personas, mujeres en este caso.

Henos aquí que ahora, un poder instituido, vinculado con la creación de leyes, me instituye como ciudadana ilustre, o sea, me reconoce como dicente de cosas que merecen ser tenidas en cuenta. Que a menudo pueden reconocerse como denuncias referidas a los poderes instituidos.

Dado que en esta oportunidad no está previsto que yo vaya a plantear denuncias o demandas políticamente válidas, estoy ocupando un lugar absolutamente extraño para mí. Me han otorgado otros premios, pero jamás desde un lugar oficial. Mis antecedentes institucionales fueron otros: a pesar de obtener 9 y 10 puntos en las calificaciones del secundario nunca pude ser abanderada, porque en el boletín siempre traía conducta regular. Les aseguro que mis inconducta no eran tales: yo discutía con los profesores y en los recreos. Corría en lugar de caminar. También discutía el reglamento porque me parecía absurdo. Y lo era. Me consta que no hay reglamento para las Ciudadanas Ilustres.

Es el primer punto que quiero marcar porque esta distinción ha creado una paradoja en la historia de mi vida: me premian desde un lugar de poder, cuando yo siempre estuve con quienes se defendían del abuso de poder. Debo dejar en claro que quien solicitó el acuerdo para esta distinción, es otro de aquellos que se dedican a trabajar con las víctimas sin recostarse en su posición legislativa o profesional.

Entonces, pensé que para celebrar este premio la narrativa sería la apropiada para acercarme a la actual condición de ciudadanía con mis antecedentes. Dado que la ciudadanía actualmente se entiende como una construcción histórica, que se define por su posibilidad de acceso a esa condición según sea el contexto y la época en la cual se vive, veamos cómo llegué hasta aquí; no me refiero al camino, sino a las ideas y conceptos que, acompañadas por mis conductas y mis prácticas (esas que en la escuela sancionaban) diseñaron un estilo que hoy en las invitaciones se denomina: trayectoria docente y ciudadana en la promoción y defensa de los derechos humanos de los sectores más discriminados de nuestra sociedad.

No todos ni todas tienen o han tenido acceso a ser ciudadanos del mismo modo. El hecho de ser mujer me colocó entre las personas ignoradas y postergadas en sus derechos como lo fueron las etnias negras, los indígenas, los pobres, así como los niños y las niñas.

Durante centurias nosotras no contamos con igualdad de derechos, y actualmente nos los retacean y avasallan. Solamente las personas interesadas en mantener esa situación se atreven a desconocer el tráfico internacional de mujeres y las condiciones de esclavitud en las que trabajan las obreras contratadas por multinacionales tal como desde Seattle a Porto Alegre se viene denunciando- O pretender ignorar que las niñas, continúan siendo víctimas de la discriminación, comenzando por la ontologización que el lenguaje evidencia involucrándolas en el genérico: el niño.

Entonces, recurriendo a la memoria, que separo de lo que la historia sea, y a partir del principio filosófico que sostiene LO PERSONAL ES POLÍTICO, de acuerdo con la tesis feminista, preciso rememorar y verificar cómo una niña nacida en 1929 emergió de la cultura tribal de una familia como tantas otras en aquella época, con padre y abuelas italianas para ingresar en las culturas que se consideraban superiores, las universitarias de las que habríamos de emerger para formar parte de los cimientos del estado. Era lo que la Ciudad ofrecía a cambio de soltarse del regazo familiar para incluirse en las preocupaciones por las grandes causas. Pero al mismo tiempo- en aquella época las universidades mantenían sobre sus alumn@s el ritmo colonizador patriarcal que habíamos conocido en nuestras familias y que se continuó durante la escuela primaria donde aprendimos que niños y niñas teníamos obligaciones: el 4º mandamiento honra al padre y a la madre; por su parte, en el secundario no se discutía la que se presuponía superioridad masculina.

Como todas las nenas de aquella época por las tardes salía a jugar en la puerta de casa y había aprendido a confiar en el vigilante de la esquina, el de parada a quien el 31 de diciembre se lo convidaba con una copa de sidra porque eran amigos del barrio. Era la ciudad de chicos y chicas con sabañones, que se acatarraban y se curaban con cataplasmas de lino y bolsitas de alcanfor colgadas en la ropa interior.

Era la ciudad de Contursi, de Evaristo Carriego y de Roberto Arlt. La ciudad que nos enseñaban en la escuela (el normal Nº 1) era una selección de la colonia ilustrada por las negras vendedoras de tortas fritas, pero sin que pudiésemos preguntarnos que habría sucedido con todos aquellos negros que dejaron de recorrer la ciudad. Niñ@s que repetíamos que Mariquita Sánchez de Thompson ofreció su casa para que en ella se estrenara el himno nacional, olvidando contarnos que a los 14 años se enamoró de su primo, el joven Thompson y contrariando la voluntad de sus padres apeló al virrey para que la autorizase a casarse con quien era su amor de los 14, y no con el señor mayor que se había adjudicado.

La gente de mi generación proviene de esa culturalización fomentadora del colonialismo sociopolítico, económico e intelectual.

Nuestra formación se afincó en el oscurantismo político y educacional que durante décadas omitió la historia de la conquista del continente, de los etnocidios sobrevividos por las culturas indoamericanas y del empobrecimiento derivado de las políticas saqueadoras provenientes de los países centrales.

No había quien hablase de ciudadanía. A medida que la idea fue incorporándose significó adaptar a los futuros ciudadanos a los requerimientos y mandatos de los suprapoderes del patriarcado y de los grupos dominantes. La ciudadanía estuvo asociada con la adaptación correcta a lo que siendo existente se evaluaba como lo mejor. Lo que en manera alguna quería decir que los ciudadanos debían ocuparse por el bien común. Inicialmente y mas allá de las descripciones clásicas de ciudadanía, ésta se transformó en otro elemento selectivo para discriminar a la gente culta de la inculta, a los pobres de los ricos y a los hombres de las mujeres. Y para dejar a niños y niñas al margen de sus derechos ciudadanos.

Todos ellos eran convocados mediante sus obligaciones lo cual garantizaban la eficacia del autoritarismo en la vida de las familias, en las escuelas y en el dominio urbano de la ciudad. La oposición a estas prácticas constituyó las bases de lo que hoy amerita ser distinguido con un diploma: la promoción y defensa de los derechos humanos de los sectores más discriminados de nuestra sociedad.

El instrumento fue la creación de Escuela para Padres a fines de la década del 50 y estuvo signada por el registro de las arbitrariedades que la educación escolar imponía en materia disciplinaria, así como en el autoritarismo parental en las familias y la discriminación de las mujeres en los diversos ámbitos de la vida de relación. También el trato que recibían los chicos detenidos-Acerca de ese tema produje, para la revista mundo Argentino, la que se denominó Operación Desamparo donde denuncié el trato que recibían los adolescentes detenidos en la "colonia hogar" Ricardo Gutiérrez. El entonces presidente me mandó llamar a casa de Gobierno para preguntarme si era verdad lo que yo describía-y lo que las fotos mostraban-o si era prensa amarilla.

Lo que hice entonces sin saberlo fue lo que hoy se denominaría crear agenda: o sea incorporar nuevos temas para discutir lo que parecía indiscutible: la obediencia indiscriminada a las autoridades cualquiera fuese su origen. La agenda, concepto desarrollado por las Ciencias Sociales incorpora temas y enfoques vinculados con el poder, las medidas con las que se lo ejerce y las agrupaciones y/o grupos que intervienen. Es decir, el poder en manos de los padres, los varones, la docencia y la aplicación de la justicia a los chicos pobres detenidos.

El éxito de Escuela para Padres fue un hecho indiciario de una época. Su análisis hoy se articula el kairos de los antiguos griegos, ellos habían inventado un tiempo que no era cronológico sino se refería a la oportunidad para hacer o decidir determinada cosa. Es el registro de la oportunidad para aprovechar la ocasión que los hechos históricos y la sensibilidad ciudadana posibilitaban. La década del 60, no sólo en el occidente afroeuropeo, en los Estados Unidos y en Cuba, sino también entre nosotros reclamaba determinados cambios en relación con los abusos de poder y sus víctimas, pero no todas las corrientes de pensamiento estaban dispuestas a tolerarlos. Por ejemplo, recuerdo dos episodios con motivo de los artículos que yo escribía en la revista Damas y Damitas dirigida por Julia Constenla. Allí produje una nota que se ocupaba del género mujer explicando que la virginidad es un estado psíquico, más aún podría decirse un estado del alma y no tenía que ver con la anatomía himeneal de las mujeres. El entonces intendente mandó secuestrar el número porque, en sus considerandos decía que el artículo atacaba la institución familiar. Años antes en la provincia de San Juan, el obispo a cargo, había prohibido la venta del libro Escuela para Padres porque según afirmaba atacaba a la institución familiar.

Paradojalmente la colección Escuela para Padres vendió 30 ediciones compradas preferentemente por familias y por docentes. O sea, había quienes al leerlo entendían que se trataba de proponer un cambio en el eje del poder y no del intento de destitución de la vida en familia.

Mediante las reuniones de esa Escuela para Padres se había creado un espacio urbano que vinculaba a los asistentes con sus propias historias personales y con la vida de sus hijos. Fue un espacio inicialmente como parte del espacio de la ciudad, luego distribuido por todo el país y por América latina. Si bien simbólico en sus contenidos precisó del ámbito de los salones de conferencias y de las aulas universitarias. Lo que constituyó un hecho político social dado que ni en los salones para conferencias ni los salones de las escuelas ni las aulas universitarias habían sido concebidas para que los padres revisaran sus comportamientos para con sus hijos al mismo tiempo que revisaban la educación que habían recibido. La novedad inquietante, transgresora y desafiante residía en que recibieran información y sugerencias mediante la palabra de una mujer, joven y divorciada. O sea, enseñanzas separadas de la égida pediátrica o sacerdotal. Esos salones concebidos originalmente para entrenar a los oyentes en la obediencia a las pautas preconcebidas, se utilizaron con el propósito contrario: revisar, criticar y desafiar las modalidades autoritarias ejercidas particularmente contra niños y mujeres, es decir, yo venía transitando mi vida de trasgresión en trasgresión respecto de las legalidades instituidas.

¿Qué había comenzado a suceder? Si bien el vinculo que yo establecía con los padres era vertical, de arriba hacia abajo, indicaba lo que yo calculaba que se debía hacer, o sea, también mi práctica era autoritaria (así lo analicé en una extensa autocrítica, reconociendo que, no obstante, en aquel momento histórico resultó útil), esas familias comenzaron a registrarse como autorreferentes respecto de las pautas tradicionales que se sabía que debían cambiar. Estaban enfrentándose los nuevos pensamientos acerca de las organizaciones familiares, con la territorialidad indiscutida del patriarcado. Escuchándose los padres entre sí, unos a otros, en comunidad de intereses y de problemas. Hoy lo denominaríamos clinamen, singularidades que se abren unos a otros en sus bordes, que se comunican unos y otros en su recíproca exteriorización y comparecencia al decir de Nancy.

Yo utilizaba conocimientos obtenidos desde mi práctica psicoanalítica para traducirlos en códigos de divulgación, tanto en las conferencias y cursos cuanto en los medios de comunicación. Entonces las sanciones llegaron desde otros lugares de poder: mis colegas no escatimaron críticas virulentas debido a mi decisión de divulgar el psicoanálisis en los medios de comunicación: esa modalidad fue el baluarte de Escuela para Padres. Haber aplicado por primera vez entre nosotros la divulgación del psicoanálisis fue considerado por muchos una traición a la teoría madre. Hubo excepciones por cierto. O sea, también allí se pusieron de manifiesto los presupuestos dogmáticos y autoritarios, junto con la ausencia de una comprensión política de los hechos que en esa década precedió a lo que habría de instituirse como terrorismo de estado.

Entonces la ciudad se convirtió en un plano destinado a operaciones delictivas. Ese plano incluyó zonas liberadas, zonas clandestinas de detención, paredones de fusilamiento y convirtió al río de la ciudad, río que siendo niñas visitábamos como pequeñas bañistas, el terrorismo de estado lo convirtió en remanso asesino para los militantes desaparecidos. Esa misma ciudad paulatinamente incorporó las volanteadas de la resistencia que aparecían fugazmente en las esquinas del centro o de los barrios populosos. Incorporó también las marchas, las pintadas y la insignia de la resistencia en los pañuelos blancos que prefundaron la Plaza de Mayo, luego también las Abuelas.

En aquella época esta ciudadana hoy identificada como ilustre no podía trabajar en los medios de comunicación ni en Escuela para Padres. Había muchas otras actividades pendientes también relacionadas con el abuso de poder y el derecho a la defensa de un justo juicio para l@s detenidos por razones políticas. Aquello de la promoción y defensa de los derechos humanos entonces funcionaba al rojo vivo.

Cuando fue posible retomé la vida universitaria sumando las experiencias del terrorismo de estado. Y fue más sencillo transmitir ideas asociadas con el abuso de poder en la vida universitaria que fue y continua siendo, uno de mis amores intelectuales. He tenido y mantengo cátedras en universidades argentinas y latinoamericanas, en las universidades nacionales de Bs.As y de San Martín, en las privadas de Belgrano y actualmente en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.

Esta Ciudad fue muy generosa en premios: el año pasado el Premio Dignidad (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), anteriormente el premio TEA (periodismo), el premio Alicia Moreau de Justo, dos premios entregados por la Asociación de Psicólogos, otro por el Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y familia, y otros.

Debo reconocer mi paso laboral por la Municipalidad: dirección de Cultura, como secretaria de la Dirección de Cultura, luego, cuando Pepe Eliaschev me ofreció un espacio en la radio, la Muni, y finalmente en el Consejo Derechos del Niño, la Niña y Adolescencia que preside Maria Elena Naddeo.

Todo muy bien, pero ¿qué queda por hacer en esta Ciudad? ¡Tantas cosas ! Citaré una solamente: una reformulación ética y moral.

Entre los trabajos pendientes para esta Ciudad, se recorta la necesidad de administrar el lenguaje y así como crear una perspectiva moral ante la novedosa y múltiple aparición de desclasados que enhebran a los antiguos vagos, cirujas y linyeras con los cartoneros y con los mendicantes. Puesto que la Reina del Plata ha comenzado a cobijar un desorden estético que avanza en los interrogantes de los chicos que no son los de la calle, sino nuestros nietos e hijos. ¿Cómo les explicamos que esta gente revuelve la basura para encontrar comida? Porque ése es el paisaje urbano que arriesga definir el horizonte moral de nuestros chicos si no incluimos la reflexión ética que los conduzca a pensar de dónde y de quiénes provienen esos otros. Que no se inventaron repentinamente sino que proceden de los nuevos pobres gestados durante el auge del neoliberalismo cuando el uno a uno entrampo al país.

Un diploma marca un comienzo aunque nos lo entreguen a quienes se supone que por edad estamos cerrando el ciclo de nuestra vida. Una puede banalizar esta entrega u otorgarle una importancia extrema. Como decimos las porteños: mandarse la parte o hacerse la estrecha y la humilde. Por mi parte enuncio lo que me queda pendiente en mis próximos trabajos: poner énfasis alrededor de lo faltante y alrededor de lo ya obtenido. En particular un énfasis corrector del desaliento: la deuda impaga ante el Fondo no es la única protagonista en nuestros escenarios. Énfasis corrector de la ilusión que supone que privatizar todos los dominios de lo público garantizara el bienestar general.

También me queda pendiente ser la que siempre fui ante los abusos de los diversos poderes, la misma que defiende los derechos reproductivos y que dialoga con los urbanistas para que la ciudad tenga en cuenta las necesidades de los discapacitados, que respete el patrimonio cultural de sus antiguos barrios, que reconozca la trascendencia de las asambleas barriales, que se ocupen de los actores y de las actrices que son la sal de la vida y de la ciudad, que recorren generosamente exponiendo su arte para el entretenimiento, la información, el bienestar y el aprendizaje de lo que significa el arte.

O sea, continuaré interpelando. Sabiendo que este diploma me permite confirmar que cuento con socios que no temen críticas ni sanciones. Que serán las mismas que yo continuaré generando siempre que los derechos ciudadanos corran peligro de ser vulnerados. Con este diploma no pueden ya impedirme que sea abanderada, porque ha quedado claro que el peligro no está en quien se rebela sino en las instituciones que pretenden oprimir.

Es decir, ante el diploma que acaba de consagrar una tarea, devuelvo la promesa que me compromete ante ustedes. Y ante los y las que esta noche padecerán, otra vez, discriminación, violencia, hambre y frió. Así sea.

Eva Giberti

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Eva GIBERTI escribió un artículo en el que cita a Martín-Cano, titulado: Transgéneros: síntesis y aperturas. Ha sido recogido en páginas 31 a 58 del libro recopilatorio de: MAFFÍA, Diana. Compiladora. (2003): Sexualidades migrantes, Género y transgénero. Feminaria Editora, Buenos Aires, República Argentina. (Pueden pedirlo en préstamo en Biblioteca Pública de c/ Doctor Cerrada, Zaragoza / Maffia, 613.88 sex)

Martín-Cano cita a Giberti: (2005): Sobre la educación sexual de las niñas en las escuelas / Sobre el himen y la virginidad. http://groups.yahoo.com/group/Vinculacion-femenina/message/172 y http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/213184/index.php

 
 

 

S
MARTÍN-CANO, F.: (246) - (2012): Sexualidad femenina en diversas culturas. De ninfómanas a decentes. Tomo 1. Chiado Editorial, 296 pgs., ISBN: 9789896976200. Depósito Legal n.º 342795/12. 1.ª edición: Maio.
MARTÍN-CANO, F.: (257) - (2013): Sexualidad femenina en ritos, obras de arte y mitos. Del mundo de la Diosa a la sociedad patriarcal. Tomo 2. Chiado Editorial, 347 págs., ISBN: 978-989-51-0219-8. Depósito Legal n.º 355559/13. 1.ª edición: Maio, 2013.

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